Dicen que la
“noche” no trae nada bueno. Yo soy de los que opina que de todo, hasta de lo
malo, se puede sacar provecho. Por eso cuando escucho esa afirmación, sólo
tengo que mirar atrás y sonreír irónicamente, pues en esa “noche” te conocí.
Contando que
ahora son 33 los años que pasan por mi vida, puedo decir, henchido de orgullo,
que más de esa media vida la he pasado junto a ti. Es cierto que cuando nos
conocimos por nuestros caracteres no encajamos mucho, pero fue esa misma
condición propia de cada uno la que hizo que nos uniéramos como imanes de polos
opuestos.
Han sido
muchos los momentos que hemos pasado juntos, incontables. Más buenos que malos,
todo hay que decirlo, pero día a día, año a año fuimos forjando unos lazos que
jamás se romperán. La distancia sólo cambia la forma en el trato pero nunca el
fondo.
Recuerdo
aquellos viajes, el de Punta Cana, está guardado bien dentro de mi memoria.
Zaragoza y el tornado que casi nos lleva por delante y la mejor parrillada y la
más barata que hemos comido nunca. Todos los cumpleaños y reuniones de amigos… Y
un sinfín de anécdotas que darían para muchos capítulos.
Siempre te
he considerado como el más leal, honesto, sincero y auténtico de todos
nosotros. El hermano mayor que nunca tuve. Una persona, sencilla, humilde y
pausada. Un tanto cabezota a veces, pero con un fondo y un corazón que ya
quisieran muchos para sí.
Agradezco
todos los momentos en que me has apoyado. Sobre todo aquellos en que sabías,
que por razón o corazón, había tocado fondo. Siempre con buenos consejos y
buenas intenciones. La confianza que siempre me has demostrado y la que en mí
siempre depositaste. El saber que se puede contar contigo para todo lo que uno
necesite. El gran confidente y confesor que fuiste para mí.
La noche que
te confesé que me casaría con Verónica en un bar de la Calle Capitán, fuiste el
primero en saberlo…
Recuerdos,
recuerdos y más recuerdos. Cuando veo frases típicas y tópicas sobre la amistad
una imagen tuya viene a mi retina. De hecho hay una canción que identifico
contigo. Es Amigo de Roberto Carlos, pero en la versión salsa de Marc Anthony,
ya sabes… Hago mías sus palabras para contigo.
Por todo y
por mucho más, no puedo más que desearte lo mejor del mundo. Sé que tienes a
una gran persona a tu lado, junto a la que hoy inicias una nueva etapa de tu
vida, de la que ya es vuestra vida, y en mi nombre y en el de todos tus
“hermanos” que no han podido estar aquí, te pedimos que sea todo lo feliz que
tú y solo tú mereces ser.
De la cuna a
la tumba… Te quiero y te queremos…
Dedicado a mi gran amigo, Antonio Villatoro y su mujer Loli Chacón, por el día de su boda.
Isaac Ortigosa.
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